¿Cuáles son los errores más frecuentes que cometen padres y madres?
- La permisividad. Si dejamos de reñir a un niño por miedo a frustrarlo o por comodidad estamos favoreciendo la mala educación. Un niño por sí solo no tiene conciencia de lo que está bien o está mal.
- Ceder después de decir no, o castigar. Cuando le dices a tu hijo que no, hay que pensarlo bien, porque una vez que se dice que no ya no debe haber marcha atrás.
- Gritar.
- El niño necesita siempre afecto, pero no sobreprotección. Si no dejamos que el niño haga cosas por sí mismo no favorecemos su maduración ni les hacemos independientes.
- Dar el móvil o la play para que el niño no moleste. Estos juegos nunca pueden suplir el juego al aire libre y con otros niños.
- Tenemos que pensar que es en la infancia donde se aprenden las habilidades para la edad adulta. Un niño que no experimente el fracaso y tenga armas para superarlo será un adulto sin herramientas para los problemas que le vayan surgiendo. Por ello, debemos permitir que el niño experimente, también, algunas cosas negativas, como las disputas por un juguete, la obediencia al adulto que implica tolerar el “no” (no te compro esto, no puedes jugar aquí, nos tenemos que ir ya, te tienes que poner esta ropa, tienes que ir al colegio hoy…) Ésto le ayudará a tolerar la frustración, muy importante para la edad adulta.
- Tampoco, hay que reforzar en el niño conductas defensivas o violentas cuando se sienta agredido por algún niño/a. Hay que indicarle que recurra a un adult@ para que le ayude a solucionar los problemas.
1. Comience desde la infancia a darle todo lo que tu hijo que le pida
Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. Reírse de todas sus groserías, palabrotas, tonterías y salidas de tono
Así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.
3. Recoja todo lo que él vaya dejando tirado por la casa
Así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.
4. Nunca le regañes ni le digas lo que está mal lo que hace
Así podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado. Primero creerá que le tienen manía y más tarde se convencerá de que la culpa es de la sociedad.
5. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante
Así va a comer, beber, divertirse,…¡De otro modo podría acabar siendo un frustrado!
6. Dejadle ver y leer todo lo que caiga en su mano
Limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.
7. Padre y madre, discutid delante de él
Así se irá acostumbrando. Y cuando la familia esté ya destrozada lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.
8. Dadle todo el dinero que quiera
Así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, basta con pedir.
9. No le deis ninguna formación espiritual
Así ¡ya la escogerá él cuando sea mayor!
10. Dadle siempre la razón frente a los demás
Así son los profesores, la gente, las leyes… Quienes la tienen tomada con él.
Llega la generación "blandita": niños mimados, adultos débiles
2 minutos
Los padres de las nuevas generaciones han cometido un grave error ¡Conoce los detalles en este artículo!
Escrito por Equipo Editorial
Última actualización: 28 agosto, 2021
Los expertos indican que en la actualidad los padres se han dedicado mucho a sobreproteger a sus hijos y les han quitado responsabilidades. Debido a ello, la nueva generación tiende a ser más blandita y poco resolutiva.
Hoy en día es normal escuchar que un padre desautorizó las decisiones de un profesor o se sentó a hacer toda la tarea de su hijo. Sin embargo, a pesar que lo hacen con la intención de demostrarles apoyo, lo que consiguen es que el pequeño no aprenda a confiar en sí mismo.
“Ya hay niños que al caerse no se levantan, esperan esa mano siempre atenta que tirará de ellos”, afirma la escritora española Eva Miller. Asimismo, el filósofo Gregorio Luri se ha unido a esa idea y puntualiza que “ahora a los niños se les fomenta la náusea en lugar del apetito”
Por su parte, los especialistas también se han interesado en hallar los motivos que llevan a los padres a adquirir esas conductas. Debido a esto, el profesor Alfonso Aguiló enfatiza que lo que ocurre es que “la familia no quiere que un hijo pase por las dificultades que ellos pasaron y así la sociedad se va volviendo más cómoda”
Sin embargo, es posible lograr el bienestar de un hijo sin limitar sus capacidades de desarrollo. Para ello, es fundamental inculcarles el valor del carácter, pues este les permite tener responsabilidad, ser valientes y sobreponerse a los momentos de fracaso.
Además, se ha demostrado que instituciones educativas como la cadena KIPP, en Estados Unidos, tiene al carácter como pilar fundamental y consigue excelentes resultados académicos. De ahí que los especialistas coinciden que es necesario promover este valor con urgencia y dedicación para no seguir criando una generación blandita.
Descubre: A veces la mejor ayuda es dejar de hacer
De igual manera, la psicóloga Angela Duckworth, una de las más destacadas para analizar la personalidad, también apoya esa idea. Esto, ya que en sus investigaciones ha percibido que con este rasgo se alcanza el éxito porque se consigue mantener el interés y el esfuerzo.
Los contenidos de “La Mente es Maravillosa” se redactan solo para fines informativos y educativos. No sustituyen el diagnóstico, el consejo o el tratamiento de un profesional. Ante cualquier duda, es recomendable la consulta con un especialista de confianza.
PEQUEÑAS INFAMIAS
Espejo deformante
Sábado, 06 de Agosto de 2022,
Tiempo de lectura:3 min.
…Hablo de un fenómeno que no solo atañe a la mayoría de los jóvenes de las sociedades avanzadas, y es éste: la falta de habilidad de las nuevas generaciones para gestionar la frustración y el rechazo. Los padres actuales –en su ánimo por proteger a sus hijos de todo lo feo y malo de este mundo cruel– tienden a convertir su infancia y adolescencia en una meliflua Disneylandia en la que basta con desear cualquier capricho (por caro y extravagante que sea) para que, abracadabra, se materialice. Y eso está muy bien y cría niños muy felices, pero crecer en Disneylandia tiene un precio: no estar preparados para lo que van a encontrar al convertirse en adultos. Nadie los advierte de que la vida real va de otra cosa, va de trampas, de golpes bajos, y que, lejos de que baste con desear algo para obtenerlo, la vida es azarosa, imprevisible y, sobre todo, injusta. Supongo que los padres lo saben, saben que educar no es ser Papá Noel los trescientos sesenta y cinco días del año, sino dotar a sus hijos de herramientas que los ayuden a bandeárselas en una sociedad hostil. Pero aun así prefieren no hacerlo y lanzan al mundo adolescentes que no saben qué es el rechazo y la frustración y cómo gestionarlos.
… creo que de las conductas extremas y sociópatas se puede aprender mucho y sacar conclusiones. Porque, al fin y al cabo y como decía Lewis Carroll, los locos son nuestro espejo deformante y, de vez en cuando, conviene que los cuerdos nos miremos en él.